SEXO TELEFONICO... Y ALGO MAS

Al igual que tú estos días sin ti se estaban haciendo interminables. Y al terminar de hablar contigo y colgar pensé...

Por qué no???

Te llamé desde el teléfono fijo...

La oscuridad y el silencio me rodeaban. Mi excitación crecía a medida que hablaba contigo y te daba instrucciones:

- Hola perrito, continuas en la habitación? A qué hora quedaste para la comida con tus clientes? Que bien, entonces dispones de un ratito.
No quiero que hables, solo escúchame, he insertado el móvil con cuidado, y cierto trabajo dentro de mi sexo. No por completo, sólo hasta la mitad.

NO METAIS NADA

QUE LUEGO NO PUEDAN SACARSE

- Ahora presta atención y haz lo que te pida.
Colgarás y llamarás desde el teléfono de la habitación al fijo de mi casa,cuando te conteste llamaras a mi móvil desde el tuyo ...

pero... como ya supones...con ese no podré atenderte,

cuando se corte lo harás de nuevo una y otra vez,

hasta que por mis gemidos y mi voz sepas que ya he terminado,

no quiero que me hables, ni que te toques, solo que me escuches.

Te imaginaba al otro lado de la línea telefónica, con tu móvil en la mano, nervioso, excitado,

marcando mi número fijo en el teléfono del hotel, imaginabas la situación y te sentías ansioso por darme placer, sabiendo que mientras tanto te lo iría contando todo...

Los tres minutos que te dí de plazo me parecieron eternos. Pero cuando noté aquella vibración dentro de mí supe que había merecido la pena. Y aunque la dichosa musiquilla me volvió a desconcentrar, llegué a un punto de tal excitación que no podía pensar más que en ser penetrada a fondo.

Esta vez no me bastaba con acariciar mi clítoris y provocarme el orgasmo. Esta vez quería sentirte dentro de mí, llenando mi cuerpo de mujer con tus partes de hombre.

Saqué el teléfono de mi sexo, le quité el condón que lo cubría y, por alguna razón que no acierto a comprender (como tantas otras cosas no comprendo...),se me ocurrió cubrir con él los dedos de mi mano derecha.

Nunca me había penetrado con mis dedos cubiertos por un preservativo. De mi interior salía una cantidad de flujo importante. Ello unido a la lubricación del condón hizo que la penetración fuese realmente sencilla, suave y placentera.

Empecé por meterme un par de dedos, pero pronto me di cuenta de que no eran suficientes para calmar mi ansia de sentirme llena.

Así que luego inserté tres..., cuatro... Hasta los cinco.

Todos ellos cubiertos por la fina fundita de látex. Entrando dentro de mí como lo hubiese hecho tu polla, con firmeza y suavidad a la vez.

Mis dedos. Tu polla. Mis dedos. Tu polla. Mis dedos. Tu polla.

Metía y sacaba los dedos de mi sexo follándome como me hubieses follado tu.

Despacio, rápido. Rápido, despacio...

Y mientras mi mano derecha exploraba mi interior, mi mano izquierda decidió incorporarse a la aventura de frotar mi clítoris, pese a la poca experiencia que esa mano tiene en estos menesteres. Encontré una forma de satisfacerme que hasta ahora no conocía. Y tu me ayudabas a ello. En pocos instantes una sacudida brutal se apoderó de todo mi cuerpo. Un placer indescriptible que luego me reportaría un descanso maravilloso. Mis dedos atrapados por las contracciones de mi coño. Y unos jadeos que no quise reprimir sabiendo que tu los oirías.
- Un beso cielo, que buen uso diste al teléfono, Mañana llámame a la oficina, sobre las 12:00, sé que estarás durmiendo por el cambio horario, avisa en recepción que te despierten, pero antes de acostarte deja tu móvil cerca y un preservativo, nada mas.

Hoy llegó el momento.
Localización: mi trabajo y el hotel.
Instrumentos: mi móvil y el suyo, mi teléfono del despacho y el suyo en la habitación. Hora: sobre las 12:00 de la mañana.

- Buenos días Mi Reina.
- Buenos días perrito, llámame como ayer, en tres minutos. Todo igual que ayer, la diferencia es que cuando llames estaré en el despacho y sabes que siempre tengo las cortinas abiertas.

Sin pensarlo más, cogí mi móvil, me levanté y dejé mi puesto para dirigirme, caliente, al servicio, al fondo del pasillo. Allí desabroché mi pantalón negro de finas rayitas blancas, lo bajé hasta media pierna y comencé las maniobras de colocación del teléfono en el espacio intermedio entre mi coño y mi tanga. Para evitar cualquier eventual imprevisto, decidí dejar el aparato dentro de su fundita de tela con cordones, los cuales até firmemente a mi minúscula prenda interior.

De vuelta a mi mesa de trabajo, esperé ansiosa tu llamada. Tardó en producirse y comencé a impacientarme. Miraba a mis compañeros y a la gente que tenía alrededor y me preguntaba si se me notaría que llevaba un teléfono móvil adosado al coño; me preguntaba si notarían lo caliente que estaba... si alguien entraba al despacho podrían percibir el olor que había empezado a manar de mi sexo y que a mí me era imposible no notar???

Se hizo rogar, y al primer timbrazo sentí un repullo por lo inesperado. A partir de ahí comenzó un largo rosario de llamadas, cortas, largas, intermitentes y algunas interminables.

Me hice entonces con un teléfono inalámbrico y te llame. Quería que me llamases por los dos teléfonos a la vez, mientras yo tenía uno pegado a la oreja y otro pegado a mi sexo. Salí de la oficina y me puse a hablar contigo en el patio. Mientras me hablabas me llamabas al móvil... Me dejabas sin palabras, sólo un suspiro o un leve gemido acertaba a salir de mi boca. Y te sentía al otro lado excitado, tremendamente excitado, mientras lograbas excitarme a mí de una forma tan directa pese a la distancia que físicamente nos separaba.

En algún momento tuvimos que parar el juego. El trabajo es el trabajo. Aun así yo no quité el móvil de donde estaba, y tu no dejaste de llamarme por un largo rato.
- No voy a quitarme el teléfono de ahí hasta que llegue a mi casa. Y cuando llegue adivino que estará empapado y tendré que masturbarme pensando en ti.
- La propongo algo mejor. Vaya al baño, quítese el móvil, descuelgue cuando la llame y mastúrbese. Quiere?
- Vale. Dame dos minutos para desenredarme el tanga. Pero ahora serás tú el que introduzca el móvil en tu ano.

Dos minutos más tarde, me llamaste. Yo en el baño, de pie con la espalda pegada a la pared. El pantalón bajado hasta medio muslo y el tanga echado hacia un lado. Tremendamente excitada, tremendamente caliente, chorreando, el clítoris para estallar. Marcando tu numero una y otra vez sin parar.

No puedo hablar ni es momento. Tu tampoco. Yo me masturbaré para ti contigo al otro lado de la línea. Notaré cómo te calientas y cómo crece tu deseo hacia mí, tus ganas de follarme.

Me oyes gemir, tu también gimes, lo hago en silencio tratando de tener cuidado para que nadie me oiga. Disfruto muchísimo y el morbo que me da saber que me oyes me hace correrme en poco tiempo. Dedos mojados.

Te oigo decir que estas muy excitado.
- Saca tu polla erecta. Mientras piensa en mi boca, comienza a meneártela.
Tu respiración se acelera por segundos y enloqueces de placer escucho tus gemidos.
- Piensa que estoy a tu lado, que soy yo la que te metió el móvil, que soy yo la que te acaricia la polla de manera firme y decidida.
- Estoy junto a ti, tumbada en la cama de espaldas abriendo mi sexo con mis manos para que me penetres.
- Penétrame, mas, mas, masssssss.

Te masturbas conmigo al otro lado y te corres en mi oído. Te sentí en mi interior cuando explotabas, igual que tu creíste que estabas dentro de mí, corriéndote en el sexo de tu Amita, dejando allí el rastro de tu placer.

Ya sólo quedaban pocas frases por pronunciar:
- Hasta luego, ya hablaremos, ahora continua descansando, solo dos cositas mas...
la primera... que me encantó.
La segunda, es que yo lo experimenté a solas y con gente totalmente ajena a mi "circunstancia",
tu solo en la intimidad... ya sabes como será la proxima vez, avisame
en tu reunión de esta tarde ;)

Como soy muy morbosa, todo esto lo he escrito en mi horario de trabajo, en mi mesa de la oficina, con mis compañeros muy cerca, ajenos a mis trapicheos. Y me he vuelto a poner caliente al recordarlo...

Si quisierais hacerlo tener en cuenta la cobertura del móvil, no todos funcionarán dentro del preservativo, si pierde la cobertura colocar el condón solo hasta la mitad del teléfono, introducirlo hasta la mitad, y para que no se salga sujertarlo con la tira del tanga o las braguitas. No es un vibrador ni si quiera se le parece, no espereis esa sensación, lo interesante de esto es la situacíón, sobre todo si la persona que lo tiene no sabe en que momento sonará y si es en un lugar público... mejor que mejor ;) Tan solo es un juego mas